Hace muchos años cuando aún era yo adolescente, escuché a un hombre contar unas historias que en su momento me parecieron fascinantes. En mi memoria no quedaron grabadas sus anécdotas, solo la forma en que el hombre hablaba. Se notaba que era una persona bastante culta, no le escuchaba las groserías típicas que acompañaban los relatos que solía escuchar de otras personas. Tenía el hombre una facilidad increíble para las palabras, terminaba una historia y empezaba otra. Recuerdo que cuando nos fuimos o él se fué, no lo recuerdo bien, me dijo: algún día serás como yo. Me emocioné y creía que algún día iba a tener esa facilidad de palabra. Para un chico tímido como yo, eso significó mucho. Después cuando pregunté quién era ese señor me dijeron: “Sólo es un borracho”.
Desde entonces supe lo que sería de grande.
No comments:
Post a Comment