Estamos en el patio de la escuela, dicen mis amigos que me van a llevar a conocer a Dona, que a la hora del recreo vamos a ir a la escuela año de Juárez y que ahí la voy a conocer. Estoy bastante nervioso, realmente no sé qué va a pasar. Me aterra pensar que se burle de mí o que me haga llorar y que mis amigos se rían de mí.
Empiezan las clases y todo va normal, pero yo empiezo a sentir esta ansiedad. No sé qué hacer, no sé cómo esconderme de mis amigos. El tiempo avanza lentamente y ya casi se acerca la hora del recreo, no estoy prestando atención a las clases, en mi cabeza solo se escucha un nombre Dona, Dona, Dona.
Se llega el recreo y nos escapamos de la escuela, hay un agujero en la malla ciclónica que tiene la puerta, por ahí nos escurrimos y nos dirigimos a la “Año de Juarez”. Vamos caminando y platicando no recuerdo de qué, pero en mi cabeza solo resuena su nombre otra vez: Dona, Dona, Dona.
Llegamos a la entrada de la escuela y me dice mi amigo que va a entrar y que le va a hablar a Dona, el entra y yo me quedo unos minutos esperando. No lo puedo soportar, me entra una sensación desconocida para mí, nervios, miedo, desesperación y lo siguiente que recuerdo es que estoy corriendo, me estoy alejando y dirigiéndome a mi escuela.
Nunca la conocí, nunca la vi, nunca supe quién era. Pero su nombre sigue ahí de vez en cuando: Dona, Dona, Dona.
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