Hace unos días me acordé de cuando tuve mi primer cartera y porqué me decidí a usarla.
Tenía yo una costumbre heredada de mi padre de traer el dinero en las bolsas del pantalón. Él siempre cargaba los royos de billetes repartidos en las bolsas de sus pantalones y yo durante mucho tiempo no traía salvo uno que otro billete y el resto monedas en mis bolsillos. Bueno en ese entonces estaba ya yo en uno de mis primeros trabajos y podía comprar una cartera, pero hacía desidia al igual que con mi firma que no la empecé a utilizar hasta que no me quedó de otra. Hasta los 18 años siempre ponía mi nombre en los lugares donde tenía que firmar, hasta que me tocó recoger la media cartilla. Había una mujer militar que me dijo que si tenía firma que ya la fuera utilizando (con tono autoritario por supuesto), desde entonces y santo remedio que me acostumbré a utilizarla.
Pero volvamos al como tuve mi primer cartera. Bueno, pues resulta que una vez me pidieron dinero para pagar no se que cosa a lo que dije que sí y metí las manos a los bolsillos de mis pantalones. Pero en lugar de sacar solo el dinero en mi mano se vino un bello púbico. Así que al momento de estar revisando lo que había sacado vi que estaba ahí todo largo y rizado como los de medio mundo me supongo. Me puse de todos colores y traté de disimular, esperaba que nadie se diera cuenta y quería esconderme en algún sitio o salir corriendo pero no hice nada. Hubiera creído que no se habían dado cuenta, salvo por que días más tarde la chica a la que le había dado las monedas, me regaló de navidad mi primer cartera .
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